Principales riesgos de los trabajos verticales

Principales riesgos de los trabajos verticales

En la actualidad los trabajos verticales son cada vez más demandados. El hecho de contar con personal altamente formado y capaz de trabajar en altura en lugares de difícil acceso lo convierten, en estas situaciones, en la opción más viable y menos arriesgada. Sin embargo, aunque la profesionalidad sea ejemplar y el desarrollo de los trabajos se realice con la máxima seguridad, existen una serie de riesgos específicos, inherentes a esta actividad, que siempre habrá que tener presentes. Aunque para cada caso concreto sea necesaria una evaluación −ya que el trabajo no es el mismo si se ha de desarrollar, por ejemplo, rehabilitando un monumento que reparando una línea eléctrica aérea−, los riesgos más evidentes cuando se utilizan técnicas de acceso y de posicionamiento mediante cuerdas son: Caídas de personas a distinto nivel. Es el principal de los riesgos ya que puede llegar a ser mortal. Por ello el personal ha de tener la formación adecuada, tanto los equipos como el material auxiliar ha de estar perfectamente controlado y los trabajos han de realizarse con la planificación apropiada. Trastornos músculo-esqueléticos. Es probable que sea uno de los más comunes ya que, normalmente, los trabajadores fuerzan la postura de su cuerpo para poder realizar el trabajo. Choques contra objetos inmóviles. La utilización de las técnicas de acceso y de posicionamiento mediante cuerdas implica la utilización de EPI’s auxiliares − casco, ropa de trabajo, guantes y calzado de seguridad− ya que la permanencia en suspensión de los trabajadores los hace más vulnerables. Golpes por caída de objetos. Por la misma razón, o por estar bajo la vertical de la zona de trabajo, el personal puede ser herido más fácilmente. Por ello las herramientas y demás accesorios que deba utilizar el trabajador deberán estar sujetos por los medios adecuados. Estrés, fatiga. Riesgos derivados de las condiciones de trabajo. Es muy importante, por esto, regular el tiempo de permanencia en suspensión, los descansos periódicos, las condiciones ergonómicas y la vigilancia de la salud. Contactos eléctricos directos. Riesgo cuando existe proximidad a líneas eléctricas. Inclemencias meteorológicas que pueden incrementar los anteriores (viento, calor sofocante, exposición solar…)